Este de la foto tan sonriente soy yo.

Hasta hace poco era consultor de tecnología para gigantes del retail en EEUU muy conocidos. Entre ellos uno que vende unas zapatillas con válvulas de aire muy chulas que con el descuento que me daban casi me arruino…

Pero eso ya no importa. Ahora hago algo muy diferente. O tal vez no tanto. Ahora ayudo a todo aquel que esté mirando a Bitcoin de reojo a dominarlo en muy poco tiempo, incluso si no entiendes de tecnología, hasta que el único miedo que te quede sea dejar tu dinero en el banco. Porque eso es lo realmente peligroso.

Esto es algo que desearías haber hecho hace 5 años y que dentro de 5 años desearás haber empezado hoy. Puede que ahora mismo no me creas, pero te puedo decir por experiencia que lo económico, aunque ayude, queda MUY lejos del verdadero motivo por el que dar el paso…

Pero primero, hablemos de cómo empezó todo, al menos para mí, porque la verdad es que nunca he hecho lo que se espera.

Ni entonces, ni ahora siendo padre…

Te voy a contar una historia de como una moto fea me cambió la vida y me dio lo que necesitaba para no hacer lo que hacen todos cuando escuchan hablar de Bitcoin.

Verás, cuando era adolescente, yo no iba a tener moto. Eso si vives en un pueblo era una sentencia a la exclusión social.

Mi padre había tenido un accidente con su moto y meses después lo tuvo mi hermano. Mi padre no se mató de milagro y a mi hermano casi le cuesta una pierna.

Recuerdo que mi hermano una noche de verano en la terraza del apartamento de la playa de Tavernes, usó un argumento muy convincente, que todavía hoy recuerdo:

—”A ver, yo no quiero que por mi culpa él tenga que ir de paquete con alguien, porque no comprarle una moto significa que se subirá a la moto de otro y yo estoy más tranquilo si le lleva él que si la lleva otro y él va detrás.”

Qué grande mi hermano Ximo.

Ximo es muy callado pero cuando habla, habla bien.

El caso es que los convenció de comprarme la moto.

Toni, acabo de ver la moto perfecta para ti. Acaba de salir al mercado. Es algo diferente. Esta tarde vamos a verla.

¡Vamos!

Cuando fuimos a la tienda y la vi, también me pareció espectacular.

Amor a primera vista.

La quiero.

Rara de cojones pero me encantaba.

Cuando llegó la moto al pueblo fue una revolución.

Todos me decían que qué moto tan rara y diferente pero yo sabía que se reían a mis espaldas. 

Y así fue como el que casi nunca llevaba a nadie de paquete era yo.

Todos subían a sus ligues y a sus novias pero conmigo no subía nadie. Esa moto que para mí era bellísima, para los demás era la moto más fea del mundo. Ninguna niña quería subirse conmigo.

Y así pasaron los meses hasta que conocí a una niña que no le importó mi moto y la que se convirtió en mi primera novia.

Gema también era un poco rarita.

No le importaba mi moto y eso era raro.

Fue la primera que me demostró que lo que opinen los demás valía una mierda. Fue un noviazgo fugaz pero lo recuerdo con mucho cariño.

¿Y qué tiene que ver esto con Bitcoin?

Te explico.

Verás, esa moto marcó mi adolescencia pero también forjó en mí una personalidad distinta. Algo que escasea hoy en día.

Porque al elegir la moto fea porque te gusta, estás eligiendo por ti.

Eso es de valientes, en mi pueblo y en el tuyo. 

Ya no sé qué fue de esa moto, o quien la estará sufriendo. Lo que sí sé es que ahora que soy padre, sigo haciendo un poco lo que me da la gana sin importarme lo que digan.

Es más, intento hacer lo contrario a lo que me digan.

Muchos dirán que eso es irresponsable. Que mejor me saque una hipoteca, vuelva a un trabajo normal y asegure el futuro de mis hijos.

Pero para ser padres también hay que ser valiente. 

Y me refiero a ser padres de verdad, de los que se saben el nombre y la fecha de nacimiento de sus hijos. 

La irresponsabilidad de la que habla la gente siempre va ligada a lo económico.

Lo normal es que sea una gran preocupación y muchas veces un gran problema.

Pero para que lo económico deje de ser un problema, también hay que ser valiente.

Valiente para aceptar que no sabes nada de economía ni de finanzas porque nunca te han enseñado o te han enseñado mal.

Uno más uno no son tres, por más que se empeñen los economistas en hacernos creer con eso de poner el dinero a trabajar.

Pero también valiente para aceptar que te pasas la vida persiguiendo dinero y no sabes muy bien ni de donde viene, ni cómo funciona, ni qué cojones es.

Valiente como para toparte con Bitcoin y no descartarlo como hacen todos.

Porque algo tan simple como Bitcoin, te puede cambiar la vida, como lo hizo con la mía. 

Son simplemente matemáticas y sentido común.

De verdad, no hay más.

Pero el motivo más grande por el que NO deberías descartarlo es que mientras el rebaño sigue entretenido con sus subidas y bajadas de precio, los raritos, los rebeldes, los negacionistas, los conspiranoicos, los que no ven las noticias y todos los que pensamos diferente, hemos entendido que el juego no va de especular, sino de acumular

Pero eso te lo cuento en la intimidad de mi casa. 

Si quieres entrar, estás invitado. 

Si decides entrar recibirás:

  • Un audio en el que te explico lo que es una estafa de verdad que yo mismo sufrí a los 25 años y tú mismo podrás sacar tus propias conclusiones de si Bitcoin encaja en eso o no. 
  • Por qué hay tanto crítico de Bitcoin en este mundo. Son 4 grupos, esto te lo cuento en el audio a partir del minuto 7:27.
  • Te pasaré una historia sobre el bofetón que me dio mi hija cuando más lo necesitaba. Uno de esos que te hacen volver a la realidad cuando más perdido y confundido estás…
  • Cada día te contaré una historia relacionada con Bitcoin, algo que no encontrarás en ningún sitio, que te dará una perspectiva muy diferente a la que actualmente tienes.

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Para terminar, decirte que yo no soy economista.

Ni gurú.

Soy alguien que tras triunfar en el mundo corporativo, trabajar en Accenture por 13 años, en proyectos para compañías como Nike, Gucci, Walgreens, Endesa, Grandvision o Soriana, un día, se hartó.

Y que un día se topó con algo tan raro como mi moto.

Tan incomprendido. Tan diferente.

Tan suyo. Tan mío.

Bitcoin.

Y no, no vengo a prometerte que te vas a hacer rico, eso depende de ti.

Vengo a contarte lo que me cambió la vida. Que lo veas igual que lo veo yo y cada vez más gente.

Y a ayudarte a que uses eso mismo para tomar el control.

De tu dinero.

De tu negocio.

De tus decisiones y de tu vida.

Como cuando me subía a la moto más fea del pueblo con una sonrisa en la cara.

Porque al final de eso va esto.

De ir a la tuya aunque nadie más lo entienda.

Y si has leído hasta aquí, o tienes tiempo libre o estás empezando a sospechar que esto del dinero… huele raro. Así que yo de ti me suscribiría a ver si descubres algo nuevo.

Total, darse de alta es gratis. Darse de baja, también.

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PD: si volviera a empezar, volvería a elegir la moto fea.